El domingo 5 de setiembre de 1,981 amaneció con un aire de optimismo que llenaba el ambiente. la expectativa por el partido que podía sellar nuestra clasificación al mundial era total. La atención de casi toda la población estaba puesta en la cancha del Estadio Nacional y en lo que harían las selecciones de Perú y Uruguay. Una, para asegurarse los boletos para España, y la otra, para seguir con vida en la competencia. Ambos sabían que éste era el choque clave y que todo dependía de su resultado. Con un empate Perú clasificaba, mientras que a Uruguay no le quedaba otra opción que la victoria.
Las tribunas estaban llenas a reventar. Los hinchas no podían esperar a que empiece el encuentro.
El partido no fue muy lucido, más bien fue muy disputado, jugado con mucho nervio seguro por la tensión de lo que estaba en juego. A pesar de eso, Perú dispuso de